miércoles, 30 de noviembre de 2011

¡Compren, compren!

[Aviso: en esta entrada no soy la Oro, soy la de Ono que llama a la hora de la siesta, la de la Thermomix, la de Círculo de Lectores, la testiga de Jehová. Cómprenme.]
Llevo unos días dejando aquí y allá mensajes que van de lo subliminal a lo grosero para que vengan al mercadillo contra el cáncer que organiza la AECC en Zaragoza, en la plaza de Los Sitios, entre el 2 y el 11 de diciembre.
No soy una comercial de raza. En realidad, a mí no me gusta vender. Lo que me gusta es que me compren. Y suplicar. ¿Verdad que vendrán? ¿Verdad que sí? ¿Aunque haga un poco de frío? Porfi, porfi, porfi...
Les doy mil motivos para venir:
1: Por el cáncer. Mejor dicho, contra el cáncer. Porque todos los beneficios obtenidos irán destinados a la investigación oncológica, que traducido al castellano quiere decir que habrá más gente (gente que podrías ser tú, gente que podría ser yo) que vivirá más años y mejor, gente que verá crecer a sus hijos o verá nacer otro nieto, que subirá otra montaña, que se echará doscientas risas más... Sé que con este motivo les sobra, pero a título informativo enumero algunas cosas más por las que merece la pena acercarse.
2: Cientos de libros de segunda mano (algunos, auténticas joyas) a 1, 2, 3 y 0,50 euros.
3: SS.MM. los Reyes Magos de Oriente. Sí, estarán en la plaza. ¡Y Pupi en persona! (bueno, en extraterrestre). Pupi no solo repartirá abrazos sino que además, igual hasta baila claqué. Adivinen por qué.
4: Las tapas del bar de la plaza, traídas de los mejores restaurantes de Zaragoza. Y el chocolate, y el caldo...
5: Jorge Gonzalvo el sábado 3 y el domingo 4 de 11h a 14h, firmando Te regalo un cuento y Despedida de tristeza. Pinchen, pinchen en los enlaces.
6: Andrés Chueca el martes 6 de 11h a 14h, firmando Mateo Quetevo en Tebas, ¡que comienza en la propia plaza de Los Sitios!
7: Ana Alcolea el jueves 8 y el domingo 11 de 11h a 14h, firmando y sonriendo como solo ella sabe.
8: David Lozano, que irá de su clamoroso y mexicano éxito en la Feria Internacional del Libro derechito al mercadillo. Estará el viernes 9 de 17h a 21h.
9: Los adornos navideños más buenos, bonitos y baratos que puedan encontrar (sí, a estas alturas, mi retórica comercial se resiente por el cansancio).
Y 1.000: Los milhojas que venden en el puesto de pastelería. Un must. Si cuando vayan, no quedan milhojas, llévense unos sobaos, o turrón de Puyet. Es un consejo que me agradecerán.

Fotografía de Yvon Buchmann. Vale que desde la plaza de Los Sitios no se ve la catedral de Lyon, ¡¡pero juro que vendemos mejores libros y a mejor precio!! (Cielos, me estoy poniendo un poco agresiva con esto de vender, ¿no? Y un poco pesada. Prometo que esta es la última entrada en la que hablo de esto. Bueno, la penúltima.)

martes, 29 de noviembre de 2011

No sean necios



ESTAMOS DE PASO
Lo que más me enerva
es que estamos de paso
y aun así como necios nos comportamos.
Y no acariciamos bastante
atardeceres
cuerpos
risas
manos
muslos
senos
hombros
brazos
no acariciamos bastante
la vida, el vaso,
sabiendo que estamos de paso.

Gloria Fuertes. Mujer de verso en pecho. Ed. Cátedra

El día de colgar este poema era ayer, que se cumplían trece años de la muerte de Gloria Fuertes. Cuando me di cuenta, escribí este poema en twitter. Pero twitter es tan efímero... Casi tan efímero como la vida. Apuren el vaso, que estamos de paso. Y lean a Gloria Fuertes a sus hijos, a sus enemigos, a sus parejas, a la buena gente que son.

En la imagen: Gloria Fuertes

viernes, 25 de noviembre de 2011

Ver el mar por primera vez


Una vez al año me hago librera. Una vez al año asisto a uno de los mayores espectáculos del mundo: gente que ve el mar por primera vez.
Resulta que mi "librería" está al aire libre, en un stand en una bonita plaza de Zaragoza, la plaza de Los Sitios. Eso hace que ante el stand llegue gente de todo pelaje y condición. La mayoría han pisado alguna vez en su vida una librería o una biblioteca, pero hay unos pocos que no. Estos últimos son mis favoritos.
Estos se paran ante el stand y abren los ojos y luego la boca y cuando logran articular palabra dicen algo así como: "¡¡Halaaaaa!! ¡¡Pero qué cosas tan bonitas!!". Las "cosas", aclaro, son libros. Infantiles y juveniles. Cuando se reponen de la impresión, suelen decir: "¿Dónde hay libros tan bonitos?". La respuesta es sencilla: en las librerías.
Ustedes que me leen son carne de librería o de biblioteca. Me juego el cuello. Por eso para ustedes, el día de las librerías, que es hoy, es un día bonito pero no tan especial. Les propongo una forma verdaderamente especial de celebrarlo. Cojan a alguien que aún no haya visto el mar (su abuela, un amigo, una tía, un colega del trabajo) y llévenselo a una librería. Y déjense las gafas de sol puestas dentro de la librería no vayan a deslumbrarse con el brillo de sus ojos. Ya verán qué sonrisa se les queda para todo el día, por no hablar de la que proporciona salir con un libro por leer bajo el brazo. Zapatos nuevos.
Y la semana que viene, del 2 al 11 de diciembre, de 11 a 2 y de 5 a 9, vengan a verme a la plaza de Los Sitios. En este mar vendemos libros infantiles y juveniles, y también libros de adultos, de cocina, de poesía... de segunda mano. Desde 0,50 céntimos. Los beneficios son para la Asociación Española Contra el Cáncer. Para todos, vaya.

En la imagen, Antoine, antes de pisar una librería. Aquí lo pueden ver en el momento de entrar por primera vez, ese nuevo comienzo.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Equilibristas

De izquierda a derecha: Cañete, Gallardón, Pons, Mato, Fernández (Elvira), Rajoy, Cospedal, Sáenz de Santamaría, García-Escudero, Aguirre y Moragas asomados al balcón. Fotografía de Charles Ebbets.


La noche del 3 de noviembre a las farolas de mi barrio les nacieron equilibristas. Desde ese día hasta hoy, disimulando el vértigo, andan columpiándose de ellas Alfredo, Chesús, Mariano, Rosa...
Pero ellos no fueron los primeros en balancearse allá arriba. Para que ellos subieran, tuvieron que bajar de esas mismas farolas los artistas del Gran Circo Mundial. Sí, las calles jalonadas por los candidatos, antes fueron tomadas por Super Payaso Carletto, Miss Aurori y sus elefantes, Chicharrín y sus peluches mágicos, los increíbles acróbatas los Flying Tonitos…
La troupe del circo aguantó semanas en lo alto de las farolas. No en vano eran equilibristas profesionales. Los candidatos, no. Los candidatos fueron derribados a los pocos días por un impensado indignado: el cierzo. Y es que hay lugares donde la gente debe resistir “contra viento y marea”, pero en Zaragoza no. Aquí no nos hacen falta mareas; nuestro viento no necesita refuerzos. Se bastó él solito para hacer caer a los candidatos. Bajo mi casa, carteles rojos acababan hechos trizas. A pocos metros, Rajoy, sujeto a una farola, plantaba cara al viento como Kate Winslet en la proa del Titanic. (La resistencia de los albatros al viento es proverbial.) Tras aquel paso huracanado del cierzo, muchos carteles quedaron por debajo de lo previsto, luciendo la indignidad de quien, sorprendido en el cuarto de baño, corre a coger el teléfono con los pantalones por los tobillos.
Bien es verdad que no era la primera batalla que se libraba en las farolas. Los carteles del circo también habían tenido lo suyo. En su día les estamparon unas pegatinas que decían “No al circo con animales”.
Quizá esas pegatinas habrían valido también para los carteles electorales. ¿Podría haber política sin animales? ¿Y sin equilibristas, sin personas que disimulen el vértigo en lo alto de una farola, o de un balcón? ¿O será que no necesitan disimularlo porque sencillamente no lo sienten?
La mayoría de los rascacielos neoyorquinos los construyeron indios mohawk. Una extraña herencia genética les impedía sentir vértigo y andaban de un andamio a otro sin casco y sin miedo. Dicen que los políticos están hechos de otra pasta. Igual es eso. Igual es que son indios mohawk, y no sienten vértigo. Eso sí que daría miedo, unos políticos sin vértigo, de trapecio en trapecio, haciendo el “más difícil todavía”, sin tocar suelo; más miedo que el cruce de la muerte de los Flying Tonitos.
Super Políticos, no me sean mohawk. Sientan vértigo. O bajen un poquito, por favor.
Esta columna, sin la foto, claro, apareció publicada en el Heraldo ayer, 20 de noviembre de 2011, día de las elecciones. Hoy a las farolas se las veía como recién divorciadas de un mal marido: solas, fingidamente tristes, ligeras. Se han quitado un peso de encima.

Hoy es mi cumpleaños


Hoy, 21 de noviembre, es mi cumpleaños.
Permítanme.
Ya lo dice Antonio San José, en La felicidad de las cosas pequeñas: "Un cumpleaños es una celebración de la vida en la que todo parece estarnos permitido". Y lo que me van a permitir es que les mendigue cariño.
Sí, es triste mendigar cariño, pero más triste es robarlo, así que...  
denme algo, que estoy muy loca, que soy capaz de cualquier cosa, que no respondo, que tengo una tarta queen size en la nevera, un futuro cada vez más pequeño, un montón de sillas vacías y una navaja de tinta.

Por si no resulta evidente: llevo fatal saberme menos joven, pero adoro que me feliciten. Hoy no me sean tímidos. Sean anónimos si quieren, pero hoy quiero -¡qué digo "quiero"!- necesito tantos comentarios, tantas felicidades, como años cumplo. Y será la primera vez que no me importe que me echen años de más.
Insisto. No hace falta que sean ingeniosos, si con un "felicidades" ya me ensancho. No saben cómo echaré de menos sus palabras si no las escriben, no se pueden hacer una idea de lo feliz que me harán si las mandan. ¿No ven que yo vivo de poco más que eso: palabras?

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Hijos feroces


Les presento a mi hijo. A uno de ellos. Este se llama Superleo y, aunque lo acabo de tener, me ha nacido con 4 años. También he tenido otro cachorro de 3 años y otro de 5. El de 5 me ha salido con melena y todo. Han nacido para superhéroes, y si quieres, te dejan que les acompañes en el momento más emocionante de sus vidas, ese momento en el que están a punto de conseguir el que será su superpoder: el superpoder de la lectura.
Superleo ha sido fruto de un parto larguísimo, que empezó con un montón de entrevistas a profesoras de Educación Infantil (sí, yo intenté entrevistar a profesores pero deben de estar en mayor peligro de extinción que el león asiático), que siguió por un estudio exhaustivo de los materiales sobre lectura que se habían desarrollado desde las distintas consejerías y que... Bueno, no les quiero aburrir, que sé que las madres nos ponemos pesadísimas y superlativas hablando de los embarazos.
Pero no quiero dejar de ser pesada y superlativa hablando de esta criatura, porque me encanta, porque ha quedado suavecísima gracias a los chinos, y preciosa gracias al maravilloso y dificilísimo trabajo de Dani Cruz, y previamente, al de Mikel Valverde.
Y porque dentro de cada libro de Superleo, además de las historias de este cachorro de león, se pueden encontrar lecturas como cuentos de Rodari, cómics de SamSam, recortables sobre comida japonesa, poemas de Reviejo sobre cuadros de Picasso, actividades o fragmentos de enciclopedias. Y en pictogramas, en mayúscula, en cursiva, en letra de imprenta... Y con fotografías, con collages de Istvansch, con ilustraciones clásicas, modernas, de Tony Ross... Porque la idea es que no hay cachorro que se resista a aprender a leer si se le ofrecen buenos y variados textos, y sobre todo, si descubre que "Érase una vez" es también una forma que tienen los padres de decir "Te quiero". Y por eso, este Superleo no es solo para cachorros de 3, 4 y 5 años, sino también para Superpapás y Supermamás, y para profesoras (e incluso profesores), que tienen su propio material adicional con el que armar un auténtico Plan Lector de Infantil. Cada Superleo incluye una marioneta de Superleo y un montón de trucos que los Superpapás de Superleo comparten con los padres humanos. Y el primer truco para hacer lectores es: disfruta.
Muestro como ejemplo tres trucos más. Seguramente ya los sabrán. Pero nunca está de más recordarlos. Allá van (imagínenselo maquetado en bonito, ¡ha quedado tan bonito!):

Los trucos de Supermamá: carne de biblioteca
A nuestra familia nos encanta la carne y el carné... de la biblioteca, que es el hábitat natural de los superhéroes de la lectura. A Superleo le hicimos su carné al poco de nacer. Intentamos visitar la biblioteca una vez a la semana, el día que hay cuentacuentos, y lo pasamos en grande. Calentito en invierno, fresco en verano, gratis, lleno de oportunidades de diversión en forma de libros, revistas, múscia, películas... Lo tiene todo. ¿Te lo vas a perder?

Los trucos de Superpapá: el superpoder de la información
Tienes ante ti un fragmento del libro ¿Tienes piojos? El subtítulo de este libro es "¡Conócelos para librarte de ellos!". Y es que la información es poder. Para actuar correctamente, siempre es necesario tener información, y la lectura -de libros, periódicos, páginas de internet...- es la gran herramienta para conseguirla. Un acto tan sencillo como dejar que tu cachorro te vea a menudo leyendo el periódico es una forma eficaz de transmitirle con tu ejemplo la importancia de la lectura. Y ahora, te dejo, me voy a leer... el prospecto de una loción antipiojos para leones.

Los trucos de Superpapá: supercultura
En esta lectura descubriréis una pequeña anécdota del Cid. Cuando se la leí a Superleo, Superabuela se sorprendió: "¿El Cid? ¿Rodrigo Díaz de Vivar?", dijo. "¿No es Superleo un poco pequeño para eso? ¿No es muy complicado?". Entonces pensé en todos los nombres de futbolistas y personajes de series que conoce, y supe que no. Acercar a mi cachorro a la cultura, hacerle ver que no es algo lejano sino lo más "humano" que existe, es uno de los mejores regalos que puedo hacerle como padre. Y hasta Superabuela está de acuerdo en esto. [Clarísima autocensura. En vez de "Superabuela", el personaje pedía a gritos decir "Supersuegra".]

Cierro así uno de los trabajos que más tiempo me han llevado y en los que más he puesto -y he dejado- de mí, con ayuda de gente extraordinaria. Y no podría concebir una forma de cerrarlo que me hiciera sentir más fière.
Perdonen que me haya enrollado tanto. Ya. Dejo de hablar de la criatura. ¿Pero a que es bonita?

lunes, 7 de noviembre de 2011

Alta sofisticación

No es que yo sea una salvaje. Me tengo más bien por una mujer sofisticada. Pero todo tiene un límite.
Empecé a sospecharlo el otro día, cuando nos juntamos varios amigos para subir una montaña.
Al llegar al punto de encuentro, consultamos en un termómetro la temperatura y en un altímetro la altitud. Vestidos con nuestras ropas técnicas decatlónicas echamos a andar.
Poco antes de alcanzar un bosque, mi hijo vio un conejo y salió corriendo tras él gritando: “¡Soy Alicia!”. Reconozco que me costó entenderlo. Eso de ver en un macizo pirenaico a un personaje literario de la campiña inglesa, es de una sofisticación cultural muy superior a la mía. Y seguimos andando.
Paramos a mitad de camino para hacer fotos panorámicas con las cámaras fotográficas de nuestros iPhones y tomar nuestras barritas energéticas ultravitamínicas.
Y seguimos subiendo. Encontramos un buitre muerto. Mi hermana se lanzó a desplumarlo. “¡Qué plumas! ¡Son fantásticas para un tocado!”. Un amigo la detuvo: “¡Quieta! Hay que llamar al 112”. Y llamó: “Hemos encontrado un buitre muerto. Probablemente envenenado”. Mi hijo lee Alicia en el país de las maravillas pero este chico ve CSI. O Se ha escrito un crimen.
Tras una cuestarrón que solo admitía como música de fondo el clinc de nuestros bastones contra las rocas, llegamos a un camino más suave que hacía posible la conversación. ¿El tema? Las infinitas combinaciones de tónica y ginebra. Inspiración on the rocks.
Cuando llegamos a la cima, ya me temía lo peor. Estaba esperando a que sacaran de una bolsa térmica una bandeja de sushi y sashimi cuando sucedió el milagro. Uno sacó una navajita suiza, otro una bota de vino, y otro pan y longaniza. Otro se tiró un pedo.
Estamos salvados.
Sí, el salvajismo conduce al caos. Pero la sofisticación, que nos libra de la barbarie, nos lleva derechitos a la tontería. Y tonterías, las justas.
Es domingo. No se duchen. Rujan. Hagan algo salvaje. Déjense de esdrújulas por hoy.
(Me dice mi padre que si es necesario lo del pedo. Sí, papá, absolutamente. Me dice que si no pongo algo poético, algo sobre “las soberbias vistas”. Papá, eso no es poético; es de folleto turístico. Pero te diré que allá arriba, en la montaña, me siento atravesada por lo salvaje. Gracias por descubrírmela.)
(Me dice la jefa que no vale mandar recados en las columnas, que es tan ridículo como “aprovecho para saludar a mi tía que me estará escuchando”. Pues quito las gracias a mi padre y termino diciendo:) Déjense atravesar por lo salvaje. Suban una montaña.
Esto apareció ayer en el Heraldo. Hoy es lunes (o martes, o jueves, o cuando me lean). Dúchense. Pero hagan una auténtica salvajada. Denle morcilla a la gran esdrújula domadora: desconecten el teléfono. Si tienen lo que hay que tener.

La imagen es una fotito que me hizo David Lachapelle en medio del bosque, así, sin peinar, a lo salvaje.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

7 cosas que adoro de twitter (y 7 cosas que odio)


1. Mi madre no está en twitter.
2. Elijo a quién oír y solo oigo lo que quiero.
3. Persigo a gente que me parece fascinante sin que me tomen por una groupie y sin dar la cara.
4. Me mantengo a distancia de seguridad de mis seguidores, esa distancia que me permite parecer taaaan fascinante.
5. Aprendo. Me distraigo. Me chuleo. Me expongo a que me den capones. Me los dan... En definitiva, vuelvo al colegio.
6. Ya nunca estaré sola.
7. Citando a Hannah Montana (soy super afterpop yo): twitter... you make me love you.

Estas son las siete cosas que me gustan de twitter. Y estas mismas son las siete cosas que odio de twitter.
Si tuviera tiempo, si no tuviera una horda de editoras persiguiéndome, desarrollaría estos puntos. Pero me tengo que ir a trabajar.
Ah, en twitter soy @granduquesa. Pero no me busquen ahí. Estoy trabajando.

En la imagen, de Sofía Moro: twitter. O sea, una mujer (dos en realidad, la Muchacha vestida de negro de Derain, y la vigilanta) presencian la Conversación de Matisse sin decidirse (aún) a participar. Un segundo después, la vigilanta la retwiteó.