miércoles, 25 de septiembre de 2013

Escritoras cabreadas

"¿Qué tal va la escritura?", me pregunta mi padre.
"¿Qué tal va la catálisis homogénea?", me dan ganas de responderle porque así equilibraríamos nuestra incomprensión.
Pero en vez de eso, hago lo que me da por hacer últimamente: me quejo. Que así no se puede escribir, que ando descuernándome intentando encajar contenidos curriculares en cuentos mil veces revisados, que si mejor me voy... No le cuento que escribir, escribir algo que quieres escribir, es un estado mental en el que te sumerges hasta quedarte sin aire porque necesitas esa larga apnea que te saca del mundo y te hace meter el mundo en tu novela porque todo lo que sucede es parte de ella. No le cuento que escribir también es tirarse a la piscina, que no puedes escribir como esas señoras tan graciosas que bracean manteniendo la cabeza fuera del agua para que no se les estropee el cardado, que ya te gustaría pero que al menos tú no puedes, no sabes escribir y preparar un cómic para el segundo trimestre, dejar el coche otra vez en el taller, escribir esa colaboración no pagada, rellenar aquella ficha, reclamar esa factura, hacer la comida, ir corriendo a por el niño, jugar un buen partido con él, leer, porque no vas a dejar de leer, planchar las camisas, mirar los anuncios de pisos, zascandilear un rato en tuiter y escribir esta tontada en el blog, porque dejar de escribir aquí es peor, echarte las gotas en el oído, lidiar con el insomnio, escuchar esa mierda de noticias, recordar aquella reunión... Y que encima te sientes mal por sentirte tan artista, porque sabes que estás rodeada de gente que lidia con todo eso y más. Y que aunque te libraras de los quehaceres y de las moscas negras, no es este el espíritu con el que quieres escribir porque te has impuesto la cruzada de alegrar a tus lectores porque para amargarlos ya están los quehaceres y las reuniones humillantes y las moscas negras y la mierda de noticias... Y no quieres volver a escribir la palabra "mierda". Y fantaseas con mandarlo todo a ese sitio que no vas a volver a decir y dedicarte a repartir alegría siendo cartera, camarera o lectora de contadores.
Espero que esto sea solo un intermedio inestable.
Debería dejar de escuchar a Tom Waits.
Y encima otoño.

En la foto: escritora con mano en barbilla consuela tontamente a escritora con mano en barbilla diciendo: "chica, yo te comprendo". A lo que la escritora más joven responde con resentimiento: "sí, pues mira cómo acabaste".

1 comentario:

Begoña R. dijo...

"Hold on, hold on
You really got to hold on
Take my hand, I'm standing right here And just hold on."

Perhaps these lyrics make no sense... Just came across the song and loved it...